Rincones del Atlántico



Teguise,
la ciudad monumento


A. Sebastián Hernández Gutiérrez
Profesor Titular de Historia del Arte de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Fotos: A. Sebastián Hernández Gutiérrez - Rincones - FEDAC

Se dice, y con razón, que Teguise es uno de los centros históricos mejor conservados de cuantos existen en Canarias. Corrobora dicha afirmación una simple visita a esta población bien estructurada, que parece haber hecho un pacto con el diablo para mantener una juventud perenne.

En efecto, Teguise tiene todo el aspecto de haber detenido el tiempo, y muchos de sus rincones se conservan tal cual fueron concebidos hace ya un par o tres de siglos.

Las explicaciones de su actual estado no son simples y habría que echar mano de la historia para entender en profundidad cómo ha sido posible que todo un núcleo haya podido escapar de la especulación territorial estando como está en una Isla en la que la presión constructora es terrible desde hace unas décadas.

Tal vez aún no ha digerido la pérdida de la capitalidad insular en favor de Arrecife, y su respuesta al abandono oficial haya sido un estatismo, que se convirtió en el aislamiento más riguroso y que se transformó en una impermeabilización a cualquier atisbo de modernidad arquitectónica.

El modelo constructivo imperante en la localidad es la arquitectura manufacturada, de escasa volumetría, con un skyline de una o dos alturas, y una homogénea composición de fachadas que da sentido a un tipo arquitectónico que se convierte en identidad del recinto histórico. El color, en este sentido, y aún habiendo sido una imposición apuntalada por la figura de César Manrique, contribuye en su blanco-verde a dar aún más, si cabe, esa sensación de unidad urbanística.

Teguise tomó cuerpo de ciudad colonial a mediados del siglo XV, siendo la tercera urbe de Canarias, al haber nacido después de Rubicón y Santa María de Betancuria. De esta manera, tomando como referencia el poblado aborigen de la Gran Aldea, el normando Maciot de Béthencourt la fundó, siguiendo instrucciones precisas de su tío Jean de Béthencourt.

Teguise es un asentamiento que estaba llamado a ser la capital insular desde los primeros tiempos, y por ende, su principal población. Para ello sacó el mejor partido posible a una serie de factores naturales que le eran muy favorables. Primero, estar a los pies de una atalaya privilegiada que le permite divisar una buena porción de la isla. Segundo, se encuentra resguardada de los vientos reinantes (alisios) por los complejos de Famara, Guatifay y Guanapay. Y tercero, su altitud favorece el suministro de aguas para personas, ganado, y el riego de unas tierras muy aptas para el cultivo. A pesar de ello, la promoción del lugar como núcleo de población definitivo se hizo esperar hasta pasada la primera mitad del siglo XVI, llegándose a consolidar una vez que se solventaron problemas legales y la aparición en la escena política canaria de la familia Herrera.

A partir de ese momento se conoció en la localidad un crecimiento rápido y espectacular en el que la arquitectura jugó un papel trascendental para dar forma habitable al lugar. Así surgieron con la inmediatez oportuna templos, cenobios y casas particulares que hacían del lugar un punto especialmente atractivo para la piratería internacional. En tal sentido, la historia de Teguise está marcada por los saqueos y las invasiones, por la construcción y reconstrucción de una Villa que tuvo la imperiosa necesidad de dotarse de un castillo, el de Santa Bárbara, en la montaña de Guanapay.


Teguise operó hasta bien entrado el siglo XVIII como una ciudad-estado desde la cual se gobernaba una isla de señorío contando en su solar con la representación del Cabildo, del beneficio, y de la escribanía. Su arquitectura, la que hoy contemplamos, no es más que un fiel reflejo de estas condiciones y la propuesta de un vecindario que, consciente de su status social, hacía de su casa un producto de prestigio ciudadano.

En la actualidad Teguise, y especialmente desde que el municipio conoce tiempos felices como consecuencia de la implantación en su término del subsector turístico, lucha denodadamente contra sí misma por mantener inalterado el perfil de sus calles, convertidas, curiosamente, en un atractivo de primer orden dentro de la oferta cultural lanzaroteña.

En una visita de urgencia por el centro histórico de Teguise sería recomendable conocer los edificios que a continuación se describen. Construcciones que forman un conjunto urbano singular en el contexto del Patrimonio Histórico Canario.

Plaza de San Miguel (1)

Se encuentra ubicada en el centro de Teguise, estando el lugar presidido por la iglesia matriz de Lanzarote, un templo mudejarista dedicado a Nuestra Señora de Guadalupe. La plaza fue ya representada ya en 1590 por el ingeniero Leonardo Torriani; y también quedó reflejada en los planos de Pedro del Castillo (1686), y otros más modernos. En 1893 se ornamentó el lugar plantando árboles. Y ya en la primera década del siglo XX se levantó un muro perimetral que define una planta rectangular con accesos independientes por sus costados. En la segunda década de la centuria pasada se mejora el recinto formando una estructura similar a la que actualmente presenta, añadiéndosele los dos leones que diseñó Francisco Spínola Gómez. Por entonces se le incorporó la fuente y los bancos de piedra provenientes de Arucas (Gran Canaria), contribuyendo a su sufragio los vecinos, con especial participación de Luis Ramírez González. Igualmente, en este momento se añadieron maceteros y otros elementos imitando a los ya existentes en el próximo Palacio Spínola.

Palacio Spinola (2)

Inmueble situado en la plaza principal de Teguise teniéndose por una de las principales edificaciones de su tipología en el contexto insular canario. Se trata de una vivienda señorial que ya anuncia en su fachada, portada escalonada de grandes dimensiones y seis ventanas adinteladas, el potencial arquitectónico que encierra entre sus muros perimetrales. Destaca su estructura, las techumbres con piedra sin enlucir sobre las vigas, la cocina, la capilla y los patios con aljibes.

Fue la vivienda de la familia Feo Peraza desde la primera mitad del siglo XVIII y anteriormente era conocida como la casa de las inquisidoras, pues acogió la sede del Tribunal del Santo Oficio. Destacamos entre sus moradores a José Feo Armas, protagonista de la política de su época. En la segunda mitad del siglo XX, una descendiente de la familia Feo, Adelina Feo Curbelo, contrajo matrimonio con Ángel Spínola Cancio, siendo la primera vez que aparece este apellido relacionado con la historia de la vivienda.

LaCilla (3)

Lanzarote fue tras la conquista, y hasta la primera mitad del siglo XIX, una isla de Señorío. Además de las rentas señoriales, la vecindad debía aportar al clero el diezmo, el diez por ciento de los beneficios obtenidos en la explotación de cultivos y ganado producidos en cada año. Los cereales rentados eran conservados es estos graneros denominados cilla.

Teguise era la beneficiaria de poseer el granero más importante de una isla cerealista como Lanzarote. Su construcción se remonta al año 1680 cuando fue acometida por el maestro Marcial Sánchez, y siendo mayordomo de fábrica Pedro González Machado. Se localiza en la principal plaza de La Villa.

Casa Cancio (4)

Frente a la iglesia parroquial se presenta un interesante conjunto de arquitectura tradicional, en el que destaca la llamada originalmente Casa Cancio, curioso inmueble que conserva una fachada donde una dependencia quiebra la línea de la cubierta inclinada.

Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de Guadalupe (5)

Fundada en la primera mitad del siglo XV como una sencilla construcción sin ventanas y con asientos formados por poyos de piedra adosados a las paredes. Por su mayor antigüedad, frente a las conservadas, registra una dilatada historia de saqueos, incendios y destrucciones, que fueron contempladas por su imagen titular, testigo mudo de los episodios violentos de los que fue objeto el recinto.

A consecuencia de tantos incendios y destrucciones la iglesia ha sido reiteradamente reedificada y embellecida. Consolidada como tal desde el siglo XVII con tres naves, volvió a ser incendiada en 1909 y prontamente reconstruida gracias a las limosnas del pueblo. En 1914 el obispo Ángel Marquina Corrales bendijo el templo.

En esta última intervención se le añadió un prisma más a la torre para así convertirla en el elemento arquitectónico más alto de Teguise y pináculo religioso de la isla de Lanzarote. En la reconstrucción se evitaron los elementos arquitectónicos lignarios por lo que sus techumbres artesonadas pasaron a reedificarse como bóvedas de medio punto de mampostería, al igual que los retablos con estilo ecléctico en su variante neogótica. Los elementos de granito (pilas de agua bendita, pila bautismal, púlpito y parte del coro) fueron realizados por el artista local Juan Hernández Pérez; mientras que los retablos y el tornavoz del púlpito se deben a la mano de Eugenio Bañasco.

Escuela de Enfermería (6)

Casa de estilo señorial construida a mitad del siglo XVIII y reformada durante el XIX. La misma presenta dos plantas con cubierta plana de azotea. Dicho inmueble, originalmente, estaba estructurado a partir de dos patios, uno central y otro ubicado en su parte trasera, ambos contenían los correspondientes aljibes que definían el espacio doméstico de una vivienda unifamiliar tradicional en el contexto de La Villa de Teguise y de Lanzarote.

En el siglo XX, el Ayuntamiento de Teguise la adquirió para ubicar en ella la sede residencial del club de la Tercera Edad, pero con el tiempo el inmueble quedó convertido en Escuela de Enfermería.

De este edificio cabría destacar, principalmente, su potente volumetría, pero también hemos de valorar los trabajos de carpintería y ebanistería aplicados a los elementos lígneos interiores como la escalera, la techumbre de línea mudejarista, o los elegantes ventanales y puerta exterior que presenta uno de los edificios más característicos del lugar.

Policía Municipal (7)

En la segunda mitad del siglo XVII este inmueble era la vivienda particular de Gaspar Carrasco Rodríguez persona que quiso que los beneficios de su venta fueran destinados para los gastos de los maestros que impartían en la localidad su magisterio. A principios del siglo XX pasó la casa a ser propiedad del capitán José Pereyra Quintana, hasta que en 1989 el Ayuntamiento de Teguise adquirió el edificio para destinarlo a Casa Cuartel de la Policía Municipal.

Como pieza arquitectónica cabe destacar las labores de carpintería que aún conserva en la fachada principal así como su techumbre de estructura mudéjar localizada en el antiguo salón principal.

Casa Torres (8)

Inmueble construido en el siglo XVIII que se vincula a la familia Torres, con especial mención al presbítero Bartolomé Torres.

La vivienda es el prototipo de la casa señorial urbana de dos plantas, frecuente en Teguise. Su composición en planta es muy básica, al estar la primera crujía definida sólo por un nivel de altura, quedando el resto del inmueble con dos pisos. Exteriormente destaca su frontispicio, con portada de disposición similar a la Casa Spínola y cuatro ventanas. Conserva una interesante chimenea de gran altura (tres metros) donde se combinan las formas cúbicas con las octogonales. La casa articula su espacio íntimo a partir de un patio central y conserva techos con piedra tosca sin enlucir entre las vigas.

Casa don Eligio (9)

Construcción de principios del siglo XVIII que ocupó el antiguo solar del corral del pueblo. Actualmente la casa posee dos plantas articuladas por un patio central que distribuye una veintena de habitaciones. En 1810 se dividió en dos viviendas quedando la de mayor superficie como propiedad de Eligio Hernández Pérez, quien abrió un comercio. Sus herederos mantuvieron el establecimiento hasta finales del siglo XX. En el patio había un escudo de basalto proveniente del extinto hospital del Espíritu Santo que actualmente se encuentra en su fachada.

Casa Cuartel de la Guardia Civil (10)

Esta construcción está presente en la trama de Teguise ya desde el siglo XVIII. Era propiedad de la familia de Luis Beltrán Toribio y Valenciano pero a comienzos del siglo XX pasó a ser de Andrés del Castillo quien la alquiló, desde la década de los años veinte, al Ayuntamiento de Teguise para utilizarla como Casa Cuartel. Es el único inmueble del patrimonio arquitectónico de Teguise con balcón de madera hacia el exterior.

Casa Perdomo (11)
Archivo Histórico de Teguise


Este inmueble perteneció a la familia Robayna durante el siglo XVIII. Desde la segunda mitad del siglo XX pasó a ser propiedad de la familia Perdomo, siendo con posterioridad, en 1988, adquirida por el Ayuntamiento de La Villa de Teguise.



Ermita del Cristo de la Vera Cruz (12)

Esta advocación se remonta al siglo XVII y fue erigida bajo el patronato de Lucas Gutiérrez Melián. La ermita conserva la imagen titular del siglo XVII que llegó a la isla procedente de Portugal. El templo de la Verdadera Cruz estaba vinculado a su hospital, durante el siglo XVII.

Casa Herrera y Rojas (13)

La familia Herrera y Rojas se instaló en Teguise y convirtió a La Villa en centro político y social de Canarias. Su casa originariamente ocupaba una manzana tal y como se ve en el plano que el ingeniero Leonardo Torriani firmó hacia el año 1590. Era una vivienda ricamente adornada, pero el tiempo la llevó a la ruina. De manera que durante el siglo XIX se reconstruyó una vivienda que trataba en vano de imitar la mansión original. Cuando se llevaban a efecto las labores de cimentación se encontraron accidentalmente en el subsuelo fragmentos de la antigua arquería. Del tamaño de la primitiva casa habla el hecho de que actualmente su superficie es compartida por seis viviendas. De este conjunto sólo una podría considerarse como el verdadero palacio de los Herrera, encontrándose en su interior como señal de identidad arqueológica, una piedra con grabados podomorfos.

Convento de San Francisco (14)

Del convento franciscano de Teguise sólo nos queda su iglesia, un templo que fue dedicado a Nuestra Señora de Miraflores. La institución fue fundada por Gonzalo Argote de Molina al querer llevar a cabo una cláusula testamentaria de 1534 de Sancho de Herrera, Señor de Lanzarote. La voluntad de Sancho era construir un convento en Famara, lugar que en el siglo XVI estaba escasamente habitado.

En 1588 Gonzalo Argote ordenó la construcción del complejo religioso, convirtiéndolo así en el primer convento establecido en la Isla.

Casa Jiménez (15)

Esta vivienda ya estaba construida en el siglo XVIII. Actualmente es la sede del Centro Socio-Cultural de Teguise, por lo que el edificio recibió una intervención severa a fin de adaptarla al nuevo uso social. En su fachada destacan las dos plantas y el balcón de hierro forjado, único en el patrimonio arquitectónico de Teguise.

Casa Museo (16)
Marqués de Herrera y Rojas


Construido en 1929 por Luis Ramírez González sobre una antigua casa del siglo XVIII. El motivo de su reconstrucción se centraba en la idea de destinarlo como museo bajo la denominación de Marqués Herrera y Rojas. A tal efecto se trasladó la puerta de tea y la portada de cantería desde el verdadero palacio del marqués para ser colocada en la fachada principal de este inmueble. Como testigo de la operación aún se puede ver en la cantería aplicada al frontispicio las inscripciones “AH” y “MS”.

Casa Spínola (17)

Fue una antigua propiedad de la orden dominica que se vendió a la familia Spínola. Aquí residieron algunos miembros destacados del clan Spínola, recordamos en tal sentido al escultor Francisco Spínola, las pintoras Francisca y Mª Rosa Spínola, la escritora Dominga Spínola, a las hermanas Esperanza y Manuela Spínola Ramírez. O el literato Leandro Spínola Perdomo, para quien la casa fue una fuente de inspiración de muchas de sus inolvidables páginas costumbristas.

La casa se estructura en dos niveles, quedando un patio central como epicentro de composición en el cual además se instaló una importante balconada, formando una galería. En el lateral derecho la mansión poseía un gran huerto que en fechas muy recientes ha sido convertido en zona deportiva y de recreo a instancias del consistorio local.

Convento de Santo Domingo (18)

Fue esta la iglesia conventual de la orden de Santo Domingo, un recinto fundado a principios del siglo XVIII a partir de una iglesia ya levantada en pleno siglo XVII. Toda la propiedad formaba parte de una donación del capitán Gaspar Carrasco Rodríguez.

Por entonces la zona conventual se prolongaba por su lateral izquierdo, hoy reconvertido en ayuntamiento, pudiéndose en la actualidad contemplar algunos vestigios primitivos. Así, el Ayuntamiento de Teguise está construido sobre las dependencias conventuales del que fuera cenobio local de la orden de Santo Domingo. De aquél conserva dos arcadas del claustro y los aljibes originales.

En 1956 las autoridades municipales acordaron realizar sobre el mismo una serie de obras de remodelación que ya por entonces estaba destinado a casas consistoriales y colegio público. La edificación una vez concluida presentó una cubierta plana en forma de azotea. En su frontispicio destacamos la portada labrada con arco de medio punto de toba roja con balaustrada superior de madera.

Casa del Castillo (19)

Inmueble que compartía solar con toda la manzana. Destaca su frontispicio, con portada con jambas de piedra y las carpinterías. Conserva un huerto con muro de remate biselado y decoraciones de punta de diamante, así como una imponente chimenea.


Casa Parroquial (20)

Esta casa fue adquirida por el párroco Domingo Hernández Romero a Antonio Díaz Rocha en 1903. Ofrece un frontispicio de estilo Neoclásico, con distintivos de gusto clasicista importados como podemos apreciar en la portada que exhibe un frontón semicircular y triangular en las ventanas con jambas de cantería. Presenta una planta con cubiertas planas de azoteas. Conserva un huerto en su trasera delimitado con un muro de remate biselado.

Casa Carrión (21)

Inmueble de estilo tradicional que asociamos como propiedad de los vecinos acomodados de esta localidad lanzaroteña. Destacan los remates de los vanos de estilo ecléctico, el patio con corredor acristalado y las dos plantas del interior.



Fortaleza de Santa Bárbara (22)

Esta construcción militar es la más antigua de cuantas se conservan en la isla de Lanzarote. Fue construida durante la primera mitad del siglo XVI por Sancho de Herrera, quien la levantó sobre un borde de la Caldera de Guanapay, lugar estratégico por ser una excelente atalaya insular.

El primitivo castillete fue ampliado durante el señorío del marqués Herrera y Rojas, siendo su planta edificada hacia 1590 por el ingeniero Torriani . En 1666 conoce una intervención a manos de López y Mendoza; y lo mismo sucede con Pedro del Castillo, quien en 1686 redibuja su planta. En el siglo XVIII se le añadió un aljibe en el interior de la caldera.

Desde mitad del siglo XIX, las fortalezas se volvieron ineficaces, iniciándose entonces su declive. Por Real Orden de 27 de febrero de 1895 se declaraban los castillos inútiles. En 1913 la Capitanía General de Canarias lo entregó al Ayuntamiento de Teguise. En 1936 el Ministerio del Ejército ordenó que se entregara al Ministerio de Hacienda. La fortaleza continuó deteriorándose. En 1949 se publica un decreto De protección de los castillos, siendo una de sus consecuencias la creación de la Sociedad Española de Amigos de los Castillos. En 1960, sus miembros iniciaron trabajos de conservación sobre la fortaleza de Santa Bárbara. En 1977 el Ministerio de la Vivienda realizó una intervención poco afortunada. Desde 1989 es gestionado por el Ayuntamiento de Teguise que, tras una intervención, lo acondicionó como museo, que se inauguró el 30 de mayo de 1991, dedicado a los emigrantes.

El medio centenar de casas que componen este centro urbano constituyen un ejemplo excepcional en el Archipiélago Canario. Concentran su interés en la uniformidad del conjunto y la repetición de un par de fórmulas arquitectónicas que padecieron la endogamia creativa de unos maestros de obras secuestrados por la isla misma. Ello explica la repetición de patrones y las ínfimas variables experimentadas. Pero con ser ello cierto, también lo es la aceptación de los academicismos y el hermanamiento natural entre arquitectura culta y arquitectura popular. Así, el ejemplo paradigmático lo encontramos en la Casa Parroquial (20) en el que los frontones triangulares y semicirculares fueron acoplados a la primitiva fachada sin crear, por ello, el más mínimo conflicto y propiciar así la filiación del inmueble al neoclasicismo.


Por todo ello, y por infinidad de detalles que el visitante debe descubrir, Teguise se sitúa en un apartado privilegiado como ciudad-monumento que ha merecido por encima de galardones y broches oficiales el respeto de su propia ciudadanía, unas gentes que lejos de abandonar los añejos edificios se han atrincherado en ellos al reconocerlos como parte de su importante pasado cultural.

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