Rincones del Atlántico



El otro lado del Atlántico
Historia Natural en Florida


David Bramwell
Director del Jardín Botánico Canario “Viera y Clavijo”
Fotos: Autor


En el otro lado del Atlántico, en la misma latitud que las islas Canarias, encontramos el estado de La Florida. Este estado, con su clima tropical o subtropical, es de considerable interés por su exuberante vegetación, su rica flora y su fauna. Para los canarios fue uno de los destinos de los primeros emigrantes de las islas hacia América. Florida fue descubierta por Juan Ponce de León en 1513, y algunos años después, en 1569, salió hacia allí el primer grupo de campesinos canarios. Según el profesor de Historia de América don Manuel Hernández González, “En 1740 la Corona decide crear la Compañía de La Habana para impulsar el comercio entre Cuba y la metrópoli. Se obligaba a transportar 50 familias a la Florida. En 1757 fueron trasladadas 375 personas. En años sucesivos hasta 1761, su número llegaría a 711. En 1763, como consecuencia de la Guerra con Inglaterra, Florida pasó a manos británicas. La mayor parte de los canarios, aunque no todos, decidieron trasladarse a Cuba, donde se establecieron en el occidente de la isla”.

Entre 1757 y 1760, unos 664 canarios habían instalado en las afueras de la ciudad de San Agustín el primer asiento de población europeo de todos los Estados Unidos. Más recientemente, con la salida de Cuba hacia Florida de muchos exiliados, otra vez encontramos allí a muchas personas relacionadas con Canarias, como es mi gran amigo don Jorge “el cubano”, descendiente de una familia tinerfeña.

Para mí, como biólogo, Florida es un paraíso con su riquísima flora y fauna; por algo Ponce León bautizó el lugar con este nombre. Aunque el punto más alto del estado está solamente a 105 m, y el de la Florida peninsular a menos de 100 m, la diversidad de vegetación y paisaje es muy grande, con más del 36 % del estado todavía cubierto de bosques. Alrededor de 3.500 especies de plantas, 130 de reptiles y 485 de aves habitan el estado.


 


Entre los ecosistemas más importantes por su diversidad biológica se encuentran los Everglades, los cayos, los manglares, las dunas costeras, los bosques de pinares de varios tipos, los bosques de robles y los hammocks o áreas de bosque en pequeñas “islas”, de terrenos más altos y más secos entre los pinares y las praderas. También de gran interés son los swamps o zonas pantanosas, con bosques de cipreses, magnolias o tupelos.

Uno de los ecosistemas más interesantes es el de los Everglades, una zona de la península conocida como “el mar de hierba”, donde el flujo del agua del lago Okeechobee hacia el Sur ha creado un área de casi 1’2 millones de hectáreas pantanosas donde predominan una ciperácea (Cladium jamaicense) y, en los puntos mas elevados, árboles como el ciprés (Taxodium distichum) y el mangle rojo (Rhizophora mangle). Se ha perdido un 50 % de los Everglades originales debido a la agricultura intensiva, pero la mayor parte del resto se conserva como Parque Nacional y al mismo tiempo como Reserva de la Biosfera de la UNESCO y Sitio de Patrimonio Mundial. En este ecosistema se encuentran unas 15 especies de animales y varias plantas en peligro de extinción, incluyendo la pantera de Florida (Felix concolor coryi), el manatí (Trichechus manatus laterostris) –un mamífero marino herbívoro, de movimientos lentos y capaz de consumir hasta 50 kilos diarios de materia vegetal–, el caimán americano (Alligator mississippiensis), varias tortugas marinas, y aves como la cigüeña de bosque (Mycteria americana) y el águila calva americana (Haliaeetus leucocephalus). Las plantas amenazadas incluyen varias palmeras, como la palmera bucanero (Pseudophoenix sargentii) y la palmera de plata (Coccothrinax argentata).

 


Aparte de estas especies amenazadas, hay 27 especies de serpientes en los Everglades, algunas bastante venenosas como la serpiente coral (Micrurus fulvius), la boca de algodón (Agkistron contortrix) o el cascabel oriental (Crotalus adamanteus).

En las costas sur y suroeste de Florida hay grandes extensiones de manglares, que en muchos casos forman pequeñas islas densas donde nidifican aves, como por ejemplo el pelicano marrón. El área más importante, de aproximadamente 15.000 ha, se llama las Diez Mil Islas, y es un Refugio Nacional de la Vida Silvestre donde se pueden encontrar más de 200 especies de peces, entre ellos los famosos quijos o bonefish (Albula vulpes) y los tarpon o sábalos (Megalops atlanticus), trofeos especiales para los mejores pescadores deportivos. En adición al mangle rojo con sus espectaculares raíces zanco que sujetan la planta en el suelo, hay otras especies, como el mangle negro (Avicennia germinans) y el mangle blanco (Laguncularia racemosa). Todas tienen una característica en común: la reproducción vivípara mediante individuos que se desarrollan en un principio sobre la planta madre. En la zona superior de los manglares, y a veces en las zonas de dunas costeras, se encuentra en su hábitat natural una planta muy conocida en Canarias como ornamental: la uva del mar (Coccoloba uvifera), protegida por ley en Florida como planta de estabilización de las arenas contra la erosión marina.

Los ecosistemas más extensos del estado de Florida son probablemente el de los pinares y el del pinar mezclado con encinas o robles. Son frecuentes el pino de arenales (Pinus clausa) y el pino de hoja larga (Pinus palustris), pero el pino predominante para la producción de madera en los pinares del estado es el slash pine (Pinus elliotii). En la costa occidental, bordeando el Golfo de México y la Bahía de Tampa, en lugares arenosos como el Honeymoon Island State Park y el Parque de Fort de Soto en el condado de Pinellas, los pinos forman un ecosistema muy interesante con un sotobosque de palmera enana (Serenoa repens), cuyos frutos se utilizan como eficaz tratamiento para los problemas de la próstata.

Estos dos parques albergan numerosas especies de aves, incluyendo el picapinos de pecho rojo (Melanerpes carolinus) y varias limícolas, y son importantes lugares de nidificación del águila pescadora (Pandion haliaetus), especie muy frecuente en Florida pero rarísima en Canarias, donde está a punto de extinguirse. También es bastante frecuente encontrar dos reptiles: la tortuga gopher (Gopherus polyphemus), excavadora de madrigueras y túneles donde cohabita con las peligrosas serpientes de cascabel; y la serpiente racer o corredora (Coluber constrictor), agresiva pero, afortunadamente, no venenosa. Ambos parques son ricos en mariposas y otros invertebrados, como los macaones (Papillo spp., Eurytides spp.) y la araña de seda (Nephila clavipes).

Entre las aves destacan varias especies de garzas y garcetas. La más grande y una de las más frecuentes es la garza azul (Ardea herodias), una hábil pescadora que se encuentra igual pescando en agua salada que en agua dulce. Parecida en tamaño y en ecología es la garza blanca (Ardea alba), con el plumaje totalmente blanco y las patas negras. Otra especie de plumaje blanco es la garceta de nieve (Egretta thula), fácilmente distinguible por sus patas amarillas igual que nuestra garceta común en Canarias. En las zonas pantanosas y en los manglares se encuentra otra especie bastante mas tímida: la garceta verde (Butorides virescens). En el litoral de los dos parques encontramos una gran riqueza de aves limícolas y marinas. Entre ellas destacan especies como el ostrero americano (Haematopus palliatus), que recuerda mucho al ya extinguido ostrero negro de Canarias, varias especies de chorlitejos y correlimos, el ibis blanco (Eudocimus albus), el curioso pico de tijera (Rynchops niger) con su larga mandíbula inferior, el cormorán de doble cresta (Phalacrocórax auritus) y varias especies de charranes (Sterna spp.) y gaviotas (Laurus spp.).

En las dunas que bordean el mar existe una flora muy interesante de palmeras (Sabal palmetto), la amenazada avena del mar (Uniola paniculada) y la campanita de playa (Ipomoea imperati). Allí se observa ocasionalmente la grulla de las dunas o grulla gritona (Grus canadensis), y en las áreas mas boscosas de alrededor algún mapache (Procyon lotor), generalmente buscando restos de comida de los turistas. También en el Parque de Fort de Soto hay un muelle para los pescadores de tierra donde se pueden observar los delfines (Tursiopes truncatus) y los manatíes jugando en el agua, así como una gran abundancia de aves.

De interés para nosotros, encontramos algunas especies de plantas, generalmente en los bosques del interior, parientes de nuestras plantas canarias. Destaca el laurel rojo (Persea borbonia), muy relacionado con nuestro viñátigo (P. indica); la rapanea (Myrsine floridana), pariente cercana de nuestro aderno (Heberdenia bahamensis); y el delfino (Myrsine canariensis). Más abundantes son el árbol de la cera (Myrica cerifera), parecido a las fayas de Canarias (M. faya y M. rivas-martinezii), y la cereza silvestre (Prunus serotina), semejante a la hija (Prunus lusitanica) de nuestras islas. Estas especies presentan interesantes situaciones biogeográficas, y es muy probable que representen una flora de los antiguos macrocontinentes del hemisferio norte de la época Terciaria o incluso del Mesozoico.

En fin, Florida es un estado fascinante y de peregrinación para los biólogos y los naturalistas, sobre todo si tenemos en cuenta que la biodiversidad de los cayos o de los arrecifes de coral es tan importante como la que hemos tratado en estas páginas. Tampoco podemos olvidar la importancia de animales como el oso negro, la pantera de Florida y el lobo rojo, tres especies de mamíferos en peligro de extinción que merecen un artículo para ellos solos.

Descargar mosaico Fauna (PDF)

Anterior Indice Siguiente


ARQUITECTURA TRADICIONAL    REHABILITACIÓN    BIOCONSTRUCCIÓN    ÁRBOLES    JARDINES
FLORA CANARIA    PATRIMONIO NATURAL    DEL ATLÁNTICO    CONOCER NUESTRO PASADO
ARTE Y PAISAJE    LETRAS Y NATURALEZA    OPINIÓN    AGRICULTURA ECOLÓGICA Y TRADICIONAL